Hace un par de días
haría sido mi séptimo aniversario con mi ex si las cosas no hubieran acabado
hace algunos meses y no puedo evitar pensar cómo cambian las cosas sin más.
Como realmente nada es seguro. Hoy mismo leí una conversación muy buena en un
libro sobre este tema:
- Escucha, Mari ¿sabes una cosa? El suelo que
pisamos parece muy firme, pero, a la que pasa algo, se te derrumba de golpe. Y
a la que te hundes, sanseacabó. Ya no
hay vuelta atrás. Lo único que te queda es seguir viviendo sola en el mundo de
abajo, entre tinieblas…
…- Claro que, quizás, aquello paso porque yo, como
ser humano, era débil. Y justamente porque lo era me deje arrastrar por los
acontecimientos. Llegados a cierto punto tendría que haberme dado cuenta de
todo, abrir los ojos y detenerme, pero no fui capaz. Ya ves que no tengo ningún
derecho a darte lecciones.
- Kôrogi en After Dark de Haruki Murakami.
Creo que una de las
cosas más duras de madurar es darte cuenta de la inseguridad de todo. El
concepto de seguridad es una gran mentira que nos contamos a nosotros mismos
para seguir adelante, para sacar fuerzas. Hace algunos años podía dar por
seguro ya muchas cosas y en el paso de un simple año todo cambia. Ves peligrar
la vida de familiares, pierdes tu pareja, tu coche, tu trabajo peligra por la
crisis y hasta tus padres se quedan en paro. Las libertades sociales y
políticas se ven recordadas en pro el salvamento del sistema. Vuelta al auge de
los nacionalismos, al egoísmo, retorno al sálvese quien pueda, a la caída de
ideales de comunidad. ¿Dónde está la seguridad en todo este caos? Es por esto
por lo que inevitablemente la masa tiende a volver a lo tradicional, a la
obediencia, a la subyugación cuando siente miedo. Pues da menos miedo vivir
esclavizado bajo la protección de quien tienen el poder que enfrentarse a este
caos de inseguridad. Sacrificamos nuestra libertad por una quimiera de
seguridad. No deja de ser curioso como en la Edad Media los nobles elegidos de
los dioses explotaban a sus iguales a cambio de protección, y los campesinos
permitían por sentirse seguros. Ahora ya no hay elegidos de dios ni nobles,
ahora elegimos “democráticamente” aquellos que se aprovechan del sistema para
ellos mismo y de paso imponen las medidas que quieran por “nuestra” protección,
por el bien de todos. Si no lo crees párate pensar cómo ha cambiado el mundo
desde el 11-S, piensa en la USA Patriot, piensa en la medidas para salvar los bancos, los
recortes sociales o en cualquier cosa que veas al azar en el periódico y en el
telediario. Todo esto ya se ha estudiado ampliamente y uno de los mejores
resúmenes que conozco sobre este tema es La Doctrina del Shock, libro publicado
por Naomi Klein, autora también de No Logo. También existe un documental basado
en este libro que lo explica bastante bien, por si les da pereza leerlo:
Me resulta impactante
como el miedo es uno de los grandes motores que mueve el mundo. El miedo al
caos, a la inseguridad, al cambio, incluso a la propia libertad. Como el temor
a cometer fallos y asumir los errores es tan fuerte que muchas veces preferimos
que decidan por nosotros, alejando la responsabilidad de los errores pero
sacrificando nuestra individualidad y nuestra libertad en el proceso. Y es algo
que tristemente veo a diario, como por ejemplo esta semana ver El tratado de Schengen europeo pisoteado en porque no era conveniente para los intereses. Creamos
tratados, leyes o acuerdos que podemos romper, saltarnos o modificarnos según
nos interese en ese momento. ¿Entonces qué sentido tienen? ¿No hacemos todo
esto para aportar una seguridad o una estabilidad a las cosas que creemos? Una
y otra vez nos dejan claro que todo es una simple mascara para que pensemos que
somos libres y que tenemos seguridad en dentro de nuestro pequeño mundo
burbuja. Y cuando sea necesario explotarla se hará sin consideración ninguna.
Es curioso ver que todo funciona de manera similar a micro y macro escala. Que el
mismo miedo puede condicionar a una persona o una relación como puede aplicarse
a comunidades, países o incluso a escala global como estábamos viviendo actualmente.
Quizás lo que nos hace falta ser ahora es valor, ser valientes. Lo que no
significa que no tengamos miedo en sí, si no que aprendamos a sobrellevarlo y
evitemos que nos controle. Levantarnos con la certeza de que vivimos tiempos de
cambio y que la dirección que tomaran estos cambios será resultado de nuestras
acciones, creencias y esfuerzos actuales. El futuro dependerá de lo que
nosotros decidamos hacer con el, pues nada está escrito en piedra. Sea como sea,
tenemos que aprender a mantener el equilibrio en este mundo caótico en el que
el suelo quimérico de la seguridad ya no existe. Y no existirá pues una vez que
descubres que solo es un espejismo ya no podrás volver a creer en él. Solo nos
queda la certeza, que pase lo que pase el ser humano tiene una capacidad de
supervivencia bestial, y que al final siempre se sale a flote. Con esa certeza
debemos evitar hundirnos e intentar conducir esto hacia algo positivo para
todos. ¿Hacia qué? Ni idea, ya lo veremos con el tiempo. Por ahora solo tenemos que seguir andando y no parar, ya veremos donde acabamos cuando lleguemos.
Entonces la otra razón para recordar es la
historia de la lucha. Nos cuenta algo que es muy importante. Es algo que
debemos recordar, en este momento, con tanto en juego. Nos enseño que si
queremos respuestas a esta crisis económica, que nos deje un mundo que sea más saludable,
más justo, más pacifico tenemos que salir afuera y obligarlos a hacerlo.
- Naomi
Klein del Documental sobre su libro La Doctrina del Shock.
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