Era mi primer año de FP era el momento entre clases, esos 5
minutos de libertad donde ibas y venias por los pasillos, donde saludabas,
pasabas por la cafetería o hacías pellas. Aquello era nuevo, raro e
interesante. Me sorprendía el motivo de tener que ir de clase en clase, en vez
de tener un aula propia. Nunca le encontré el sentido a esas curiosas
rotaciones, excepto para las clases de prácticas o de tecnología donde
necesitas materiales específicos. ¿Pero para Matemáticas, Historia, Ingles, FOL
y el resto de asignaturas por que teníamos que movernos? Nunca lo supe, pero
tengo que reconocer que esos minutos entre clases tenían un encanto especial. Era
momento para charlar con la gente de otras clases, de pasarte apuntes, de fumar
aquellos que ya fumaban o pasarte las preguntas del examen al que entrabas. Y también,
por su puesto de cruzarte con chicas guapas.
“Necesito respirar, descubrir el aire fresco. Y sentir cada
mañana que soy libre como el viento”
Esta canción me trasporta a una mañana de otoño de ese primer
año de en el instituto. El curso aun llevaba poco tiempo y me dirigía junto con
Paco a la clase de historia. Charlábamos sobre música y a que conciertos deberíamos ir.
Subimos las escaleras hacia la segunda planta y al girar a la izquierda nos
encontramos el pasillo abarrotado de gente hablando, riendo y bromeando
mientras disfrutaban de esos 5 minutos de libertad. Mientras nos hacíamos hueco
hacia la clase al final del pasillo por nuestra izquierda paso un grupo de
chicas hablando animadamente, de entre ellas una me llamo la atención. Tenía una
larga melena morena y su piel aun mantenía el típico moreno veraniego urbanita.
Era más o menos de mi altura por entonces y vestía una cazadora vaquera verde
esmeralda. Conversaba alegremente con una chica rubia algo mayor que ella.
Pasaron a nuestro lado para perderse de nuevo en la multitud de cambio de
clase. No creo que aquella fuera la primera vez que nos cruzamos pero si es la
que más fijamente se quedo grabada en mi memoria. Durante los siguientes dos
años, nos cruzamos en multitud de veces pero nunca nos presentamos ni dijimos
nada. Se acabo convirtiendo en “La Morena”, uno de mis primeros amores platónicos
de juventud. En una época de dudas, curiosidad y ganas de descubrir el mundo que teníamos por delante....
¿Pero qué tiene que ver todo esto con la canción de Medina
Azahara? Pues el tiempo pasa y tras esos dos primeros años por casualidades del
azar en 3º de Fotografía acabamos en la misma clase en el turno de tarde. Una
clase que al estar nosotros solos en el turno de tarde y por las circunstancias que se dieron, hicimos piña como nunca he tenido en ningún curso. Convirtiéndonos en inseparables durante los siguientes tres años.
Tres años que estábamos todos los días juntos, que salíamos de marcha juntos e
incluso nos fuimos de vacaciones todos juntos. Ha sido y será sin duda la mejor
clase que tenido y tendré. En estos años los conocí a todos y entre ellos, incluida a La
Morena, la cual se llama Cristina y a su hermana Nines, la chica rubia con la
que hablaba ese día. Pasamos tres años subiendo juntos a clase charlando de
nuestros problemas, nuestros sueños y compartiendo nuestros gustos. En una época
que para compartir música te dejabas casetes con muchos grupos, y si alguno te
gustaba muchísimo te comprabas hasta el CD para prestarlo. Entre todos esos
intercambios de casetes, descubrí a Medina Azahara gracias a Cris. Fue ella
primera persona a la que conoció que los escuchara, si no me falla la memoria por
herencia de los gustos paternos. De esta manera esta canción quedo ligada para
el resto de mi vida a esta chica y a este momento. Y aunque hace ya muchos años
que no sé nada de ninguno de ellos pues, para mi pena, perdí el contacto con
todos ellos. Quizás por el hecho de poner tres mil kilómetros entre nosotros
y que por aquel entonces la red no fuera lo que es. Pero siempre que escuche
esta canción no podre evitar volver a los que serán sin duda unos de los
mejores años de mi vida y recordarlos.
Y es que la Música tiene esa capacidad de trasportarnos, de
evocarnos a personas, épocas, situaciones como ningún otra arte tiene. Supongo
que a todos nos pasara igual, no lo se, pero en mi caso mis gustos musicales
son una amalgama de herencias de gente que ido conociendo y situaciones que he
vivido. De esta manera no puedo evitar unir las canciones a ciertas personas o épocas
que han sido importantes en mi vida, reviviéndolas cuando las oigo de nuevo. Y
cada vez que paso una larga temporada sin oír música me voy marchitando poco a
poco y cuando la retomo de nuevo, tras el paso del tiempo, me doy cuenta que no entiendo cómo pude
dejar de oír música. Pues la música nos hace sentirnos vivos. Doy gracias a
toda esa gente que aportado algo a mi vida y que se han quedado prendados en
sus canciones.
Gente como mi profesor de fotografía Pablo tocando a los Dire Straits con su
guitarra en clase, a Paco y Nirvana
en las salidas nocturnas, aquel verano de REM y Anabel, Verónica y
el Ultimo de la Fila
en las noches de pueblo en pueblo, Yolanda y los Rage Against The Machine
en el bareto de Granada saltando como locos. A Carlos y Metallica a todo trapo en
su coche, Cesar y Queen
en las tardes que pasábamos por su casa, Luis y La Polla Records en el
walkman mientras patinábamos, a Charles y Pennywise destrozandonos las espinillas en la
Plaza de Picasso. A mis padres en casa oyendo a Serrat. Las navidades en
casa de Rebeca y EllaBaila Sola como fondo. Los scouts y Silvio Rodriguez a la luz
de una hoguera en los montes del Ordesa, aquella partida al Chaos Overlord acompañada de Alan ParsonsProject la primera vez que subí a casa de Roberto. Llevando de cogorza a
Patricia a su casa escuchando los Cranberries, los años de
piso compartido con Silvia y Pearl Jam. La graduación de
Yaisa acompañada de SherlyCrow. A Beth bailando por el pasillo Diana Krall, a Brigitta y
su grupo DieIrrlichter, Bea y Los Rodríguez
en los carnavales, a Bibi y los The Cure en la noches de
rol en La Laguna, las tertulias nocturnas de Ingrid y Jeff Burckley, las
quedadas musicales de Elisa y Tom Waits junto a Laura y
su Indigo Swing, al
coche de Grace en compañía del Chojin, a Ruth y U2, Marta y su pasión
por Los Hombres G y
mucha gente más que dejo fuera porque la lista es larguísima. A todos vosotros
gracias por compartir parte del tiempo de vuestra vida y darme a conocer toda
esta música que me acompañara siempre, haciendo que no os olvide nunca. Gracias
a todos….
Yo tenía un amigo que decía que unes a las personas con canciones y que eso es tan bueno como malo, porque cuando te alejas de esa persona y escuchas la música que lo relaciona no puedes evitar que surjan determinados sentimientos, a veces no muy positivos. Es una relación curiosa.
ResponderEliminarGrandes grupos has citado por ahí, jeje. Y temazo el de Medina Azahara.
bsito
Bueno depende de lo que suelas recordar. Por suerte para mi, mayoritariamente solo suelo recordar cosas positivas. Tiendo a olvidar las cosas negativas de los sucesos o las personas, solo me empeño en recordar mis meteduras de pata o errores, pero no los de los demás.
ResponderEliminarAsí que no úselo tener ese problema mi chica Hombres G :P
Yo que pensaba que os dejaría como legado grandes momentos coreanos.....todavía hay tiempo..XD Nachete , ¿ tú has retomado la bici o tienes un doble que va cual estrella fugaz con ella bajando por el conservatorio el martes??
ResponderEliminar