Viernes por la noche y alrededor mío la gente charla, ríe y escucha. El típico murmullo de la vida mezclado con la música y ahora a café. Gente compartiendo su vida, su tiempo, sus experiencias y sueños. Sus problemas y consejos. Cierro los ojos por un momento y los escucho. Dejo que mi imaginación de forma a las palabras en los murmullos, ponga cara a sus dueños y de forma a las historias que me rodean. Parejas de amantes o amigos, algunos grupos y en extraños casos, como el mío, solitarios contempladores. A través del tango abrazado al jazz un estallido de carcajadas se impone sobre el resto. Una de las chicas del grupo tiene una risa bastante contagiosa que me hace sonreír sin darme cuenta…
Esta situación hizo plantearme una cosa:
¿Cuándo fue la última vez que me reí de forma espontanea y natural?¿Cuando fue
mi último ataque de risa, aquellos que no puedes para de reír y acabas con
dolor de estomago? Sinceramente no me
acuerdo ya. Soy consciente que soy una persona algo seria y gris, quizás por mi
“sangre horchata” o por la situación actual. Sea como sea echo de menos reírme.
Pues no creo que sea necesario explicar cómo mejora la risa nuestra vida,
nuestra forma de ver y asumir el mundo que nos rodea. Quizás por esto envidio
un poco a esa gente siempre alegre y bromista, que es capaz de reírse de todo,
de el mismo, de los demás o de la situación pero siempre sin ofender o a costa
de los demás. Simplemente viendo las cosas desde un punto de vista menos serio
y encontrando esa faceta divertida que todas las situaciones esconde. Siento
verdadera curiosidad como será ver la vida a través de sus ojos, como será ser
capaz de sonreír y ver el lado divertido de las situaciones. Siendo esto sin
duda una forma de ser positivista.
… Pero el momento pasa
y el murmullo acaba por ahogar las lejanas risas juveniles. Llena de la energía
e ilusión de los fuerte ideales que aun no han chocado de frente contra la
cruda realidad. Esa realidad que machaca y devora todo. Y al recordar la cruda
realidad mi pensamiento asocia ideas y Carne Cruda viene a mi recuerdo. Ya hace
más de un mes que cerró definitivamente pero va costar mucho llenar el hueco
que ocupaban esas hondas. Lástima que nuestra libertad de expresión no sean tan
libre como dicen pero quien sabe, quizás algún día Javier Gallego y su equipo vuelvan
a cabalgar las hondas. Mientras tanto debemos aguantar el tipo, conservar las
risas, las críticas y nuestra fuerza de voluntad para sobrellevar como podamos
esta Cruda Realidad que no ha tocado vivir y sobrevivir a ella como sea. Y esperemos que sea mas Calamardo y menos Esponja....
No hay comentarios:
Publicar un comentario