De Apatía y Cálidas Trincheras

A veces llega un momento en que el mundo se hace muy pesado como para enfrentarte a el y la cama se convierte en una cálida trinchera que no quieres abandonar. Pasan las horas intentando hacer el esfuerzo de salir, pues ni duermes, ni lees, solo dormitas. Cuando llega ese momento que el hambre es tan grande que obliga arrastrarte fuera a comer algo, deambulas como un zombi hasta la cocina. Comes lo primero que encuentras y por un momento piensas:

-Hey, ya que esto de pie voy hacer las cosas que te tengo pendientes. Algunas de ellas obligación y otras no. Bueno mejor las que no… -

Pero sin darte cuenta vuelves a la cama y para no sentirte del todo mal agarras algo para leer. Pasas un par de horas hasta volverte a dejar caer en la somnolencia.

Varias horas más tarde de nuevo el hambre te saca de la cama, y con el mareo típico de pasar demasiado tiempo tumbado llegas dando tumbos a la cocina. No te apetece hacer nada de comer pero tienen hambre. Miras a ver si aún quedan sobras de algo pero ves todos los platos de estas en la loza para lavar. Rebuscar en el congelador algo precocinado y lo hechas al horno. Ahora te toca esperar y tentado de volver a la cama te resistes pues la razón te dice que quemaras la comida si lo haces. Así que enciendes el ordenador y empiezas a entretenerte mirando tu facebook, tus blogs, tu reader, twitter y cuando te quieres dar cuenta has perdido varias horas sin hacer nada de nada. Solo dando vueltas entre las infinitas pantallas de la red. Decides comer la comida medio quemada mientras sigues echando tu vida al sumidero infinito de internet… Por un momento haces el amago de hacer algo productivo, ya que estas delante del ordenador, pues tienes varias cosas pendientes pero rápidamente la idea cae muerta. La apatía la mata a golpes y sin ganas siquiera, abres cualquier juego con el que evadir la tarde. Pues si no lo haces volverás a la cama y sabes que esto hará que no duermas por la noches. Así pasas la tarde entre vidas virtuales, avatares y alter egos heroicos que te sacuden un poco la rutina de una vida sin muchos alicientes.

De nuevo el hambre vuelve a recordarte tus ciclos vitales y repites la épica expedición en busca de suministros a la cocina. Al no encontrar nada apetecible por un momento, solo por un momento piensas en abandonar la casa. Allí fuera podrás encontrar algo de comer, tomar algo de aire. Pero la misión de vestirse y arreglarse para salir se convierte en algo titánico y al acercarte a la ropa caes de nuevo en la cama. Durante largo tiempo sueñas despierto con algo mejor y te dejas caer en el letargo. De nuevo el hambre te hace volver y comer algo mientras anochece por la ventana. Te quedas en el sillón mirando como la luz poco a poco desaparece hasta que darte a oscuras contigo mismo. Un estribillo te viene a la cabeza y te envuelve, repitiéndose una y otra vez:

When you gonna make up your mind

Cause things are gonna change so fast...

Sin nada de sueño vuelves al ordenador pensando que hacer. Si ver algo, si chatear un rato, si jugar un rato o puede quizás incluso escribir. Pero pasas un rato mirando embobado el monitor sin saber qué hacer… Finalmente optas de nuevo por la evasión fácil, algo que no requiera pensar mucho ni esfuerzo. Y de nuevo te dejas llevar por algún alter ego virtual hasta caer rendido de sueño y desplomarte en la cama. Mañana será un nuevo día, puede que por fin diferente o puedo que igual. Siempre existe esa posibilidad pero al final los días pasan sin cambios. Pasas muchos de ellos en la calidad trinchera de la cama sin querer enfrentarte a la realidad. Que solo tú tienes la llave para vivir como quieras. Pero a veces encontrarse cuando se está perdido es más complicado de lo que parece.